Si hiciéramos una lista con las distribuciones Linux más populares, no me cabe ninguna duda de que openSUSE tendría un hueco en ella. Uno destacado, de hecho. A fin de cuentas, la distro del camaleón siempre ha estado siempre ahí de una manera u otra y la calidad ha sido una de sus señas de identidad. Sin embargo, de unos años a esta parte da la sensación de no estar viviendo sus mejores momentos en lo que a aceptación se refiere.
Quizás sea un impresión mía, pues de ser un usuario fiel de openSUSE desde mis primeros días en Linux, hace años que la dejé de lado por soluciones más confortables. No obstante, mi impresión se sustenta en mi experiencia, pero también en datos. Echando un vistazo a los resultados de nuestra encuesta de fin de año encontramos a openSUSE en el octavo lugar y, lo que es peor, con un porcentaje bastante pobre para lo que ofrece el sistema.
O sea, puedo entender que haya más usuarios que elijan Ubuntu o Linux Mint antes que openSUSE, siendo como son las puertas de entrada al Linux de escritorio; Debian, por su carácter comunitario y ligazón con la comunidad del Software Libre; Arch Linux, por ser la abanderada del modelo rolling-release; pero ¿Manjaro? Siempre he visto en openSUSE una opción más fiable -o más estable, como se prefiera- que Fedora, pero en cualquier caso, las he visto muy parejas y la ventaja que le saca una a otra me sorprende, incluso reconociendo que Fedora ha mejorado un mundo.
¿Tal vez ahí esté el problema? Y es que openSUSE ha tenido siempre sus altibajos, pero de escasa relevancia en la práctica. Con la llegada de Tumbleweed como edición rolling-release y Leap como edición estable de tipo LTS, basada además en SUSE Linux Enterprise, hay que admitirlo, la distro se ha vuelto aburrida, algo que no parece ser una buena elección en Linux si de llamar la atención se trata. No solo eso.
Antes también era un distribución un tanto aburrida, si bien el salto de estabilidad experimentado en los últimos años, muy especialmente en Tumbleweed, es más llamativo si cabe y, a la inversa, deja una distribución todavía más aburrida. Solo había un elemento de molestia en openSUSE: el acceso a las aplicaciones. Incluso con OBS, fuente de primera para obtener software más allá de los repositorios ordinarios, alternativas como Ubuntu o Arch Linux estaban por delante.
Ahora, sin embargo, Flatpak, AppImage y hasta Snap han cambiado las cosas. Para bien. Ya no depende todo de buscar aplicaciones en Deb o RPM y alternativas como openSUSE, aunque nunca fuese una de a las que más falta les hacía, son más factibles que antes para todo tipo de usuarios. Es por ello que, a pesar de la lógica de que cada vez sean menos las distribuciones que ganen tracción y usuarios, la situación de openSUSE, o la sensación que da, me confunde.
¿A qué viene todo esto, te preguntas? Al siguiente tuit: