Hace tiempo que la virtualización se ha impuesto de forma definitiva en los proveedores de soluciones de hosting, que han podido aprovechar mucho mejor sus recursos y que mediante diversas soluciones de virtualización (Xen, KVM y OpenVZ son de las más extendidas) han puesto de moda los llamados Virtual Private Servers (VPS).
La oferta de proveedores es muy amplia, y por ejemplo desde TPNet estamos promocionando el uso del hosting de Strato, una de las empresas con más experiencia en este terreno. La oferta de Strato es muy amplia, e incluye servidores tanto con Windows como con distintas distribuciones Linux preinstaladas (openSUSE 11.4, Debian 6 o CentOS 6).
Los servidores privados virtuales son sin duda una gran solución para proyectos de tamaño medio, en los cuales podemos medir la magnitud de nuestras necesidades en cuanto a ancho de banda o memoria tanto para servir contenidos como para servir aplicaciones web.
La libertad es total, ya que estos servidores tienen el mismo funcionamiento que un servidor dedicado: tendremos acceso como superusuarios (aunque es conveniente limitar ese acceso y «caparlo» por ejemplo en la configuración de SSH), y podremos instalar o desinstalar paquetes a nuestro antojo para montar servidores web, servidores de correo o servidores de aplicaciones -por citar algunos ejemplos típicos- fácilmente.
Hay que tener en cuenta que al no ser servidores dedicados completos hay ciertas limitaciones, por supuesto: compartimos máquina con otros «vecinos», pero la virtualización separa completamente los recursos. Aún así, los proveedores de este tipo de soluciones hablan de memoria y capacidad de proceso garantizadas de forma mínima, a partir de lo cual en condiciones de cierta carga esos recursos pueden subir de forma coherente. En la mayoría de los casos, como decimos, un VPS es sin duda una solución perfecta tanto en precio como en prestaciones.
