Unity (Parte 4): En la práctica
Es bueno describir el conjunto de elementos de Unity en detalle, pero en realidad, ¿cómo se comporta Unity? Pues a pesar de su concepción, sorprendentemente bien. Aunque todo está «descolocado» respecto a versiones anteriores, hay que reconocer que uno le va cogiendo el gustillo a la interfaz poco a poco.
Hay por supuesto aspectos de Unity que no convencen. El dock -oficialmente, lanzador- no es visualmente demasiado atractivo, pero las quicklists y pequeñas características como la barra de progreso de descargas integrada en los iconos de Chromium o Firefox demuestra la vocación de usabilidad que persigue este componente.
El Dash tampoco me acaba de convencer, pero voy acostumbrándome a esa lista y disposición de elementos tan singular, y que puede llegar a ocupar toda la pantalla (de hecho, en la parte inferior derecha del Dash hay un botón que precisamente lo maximiza).
La concepción de los espacios de trabajo no es especialmente distinta a lo que conocíamos hasta ahora, pero lo que sí es cierto es que se agradece el espacio que se gana en todas las aplicaciones gracias a temas como el Global Menu o los nuevos botones de desplazamiento en ventanas con recorrido vertical. Los elementos visuales están bastante pulidos y aunque el tema por defecto puede no convencer, como siempre en Linux existen alternativas para aburrir.
La ejecución de aplicaciones es, por lo demás, idéntica a la que podríamos esperar en versiones anteriores de Ubuntu o en otras distribuciones Linux. La integración de algunas de ellas en el sistema –sobre todo de herramientas más sociales, como Gwibber, o de los reproductores multimedia en el menú de audio- se agradecen, y también es interesante comprobar cómo Ubuntu One está acercándose cada vez más al usuario.
Hay que destacar el hecho de que los usuarios que lo prefieran no tienen porqué dar el salto a Unity de forma inmediata: Canonical sigue incluyendo el escritorio clásico a través de la opción «Ubuntu clásico» del menú desplegable al iniciar sesión en gdm. Eso nos llevará a nuestro viejo y querido GNOME 2.32.1 con su gestor de ventanas y sus menús de siempre, así que instalar Ubuntu 11.04 no significa renunciar a todo lo que habíamos conocido en el pasado.
Lo que sí que de momento no está disponible es la integración de GNOME 3 en Ubuntu 11.04, o al menos, no es del todo recomendable su instalación. Los desarrolladores de Canonical han retrasado su inclusión hasta Ubuntu 11.10, y aunque es posible instalar los paquetes de GNOME 3 (incluido GNOME Shell) a través de PPA, hacerlo tendrá como consecuencia que «destrozaremos» la instalación de Unity.
Contenidos del análisis
- Parte 1: Introducción
- Parte 2: Instalación
- Parte 3: Unity (Parte 1): Una revolución llamada Unity
- Parte 4: Unity (Parte 2): Menos es más
- Parte 5: Unity (Parte 3): Ayudas prácticas
- Parte 6: Unity (Parte 4): En la práctica
- Parte 7: Unity (Parte 5): La delgada línea entre el amor y el odio
- Parte 8: Las tripas del narval
- Parte 9: Todo un mundo de (nuevas) aplicaciones
- Parte 10: Un centro de software para gestionarlos a todos
- Parte 11: Cada vez más en la nube
- Parte 12: Conclusiones: Ubuntu 11.04 apunta maneras