O lo que es lo mismo, Firefox y Thunderbird vuelven a estar disponibles en los repositorios de Debian con los nombres por los que son conocidos. Lo mencionamos en el último PING a razón de la reincorporación de Thunderbird, pero vale la pena recordar la historia al completo para cerrarla de una vez por todas.
Porque la historia viene de largo y es fea, teniendo como protagonistas a dos de los iconos del software libre. Con todas las diferencias que hay entre ellos, cabe agregar. Y lo cierto es, a pesar de las conclusiones que del por otra parte estupendo repaso publicado por FOSS Force, que Mozilla se ha tenido que bajar del burro.
Todo se gestó en esa nebulosa que engloba lo que los anglosajones entienden como trademark y copyright, en español marca registrada y derecho de autor. Sin entrar en tecnicismos que tampoco dominamos, lo primero es corriente en el entorno del software libre, véase el propio ejemplo de Debian, mientras que lo segundo es la antítesis, con matices, pues prácticamente todas las licencias nacen del copyright original e imponen algún tipo de restricción u obligación.
Así, el popular logo de Firefox fue la primera piedra en el camino, ya que a la marca registrada se le sumaban las licencias de las imágenes del logo, no compatibles con las directrices de software libre de Debian. El apaño del proyecto Debian fue distribuir Firefox sin logo, pero duró poco por la misma razón: «Firefox (el nombre) está igualmente protegido y controlado por la misma política de marca registrada y requisitos legales del logo», advirtió entonces el líder de desarrollo de Firefox.
Es decir, las incompatibilidades de licencias no solo afectaban al logo, sino al nombre de Firefox, y se tenían que respetar por igual. Y aunque seguramente Debian podría haber obtenido un permiso de Mozilla, una excepción, en casa de mamá las reglas son estrictas y no hay término medio. Además, ese no era el único problema: para usar el nombre de Firefox, los parches propios que Debian aplica al navegador debían estar aprobados por Mozilla. Fue la gota que colmó el vaso.
La respuesta de Debian fue Iceweasel, más que un fork, un Firefox renombrado, con nuevo logo y sin rastro de la marca Mozilla/Firefox más allá de las atribuciones imprescindibles. No solo Iceweasel: también Icedove (Thunderbird) y otros productos. Y así ha sido hasta muy recientemente. ¿Qué ha cambiado? Lo único que podía cambiar: las licencias ligadas a las imágenes del logo de Firefox y demás aplicaciones. Así es como los usuarios de Debian ya usan Firefox y Thunderbird, no Iceweasel o Icedove.
Para completar, ahora «Mozilla reconoce que los parches aplicados a Iceweasel / Firefox no afectan la calidad del producto«, por lo que el círculo se cierra.
El por qué Mozilla cambió las formas es otra historia, pero las malas lenguas podrían argüir que no se pueden permitir perder más relevancia de la que ya han perdido, hablando por Firefox.