Arrancó ayer la Open Source Summit Europe con sede en Bilbao y ya tenemos una noticia destacada que contar, como es el cambio en el soporte de las versiones LTS (Long Term Support o soporte por tiempo prolongado) del kernel Linux.
En resumen, el tiempo de soporte de las versiones LTS de Linux se reduce de los 6 a los 2 años. O lo que es lo mismo, el soporte de estas versiones se retrotrae a lo que fue, justo cuando se acerca el fin de ciclo de la primera versión que gozó de la extensión del mantenimiento que ahora va a desaparecer.
Para más datos, fue en septiembre de 2017 cuando se anunció la ampliación del tiempo de soporte de Linux LTS y un poco más tarde, en noviembre de 2017, cuando se lanzaba Linux 4.14 LTS, primera versión con 6 años de soporte por delante que están cerca de expirar. Hasta entonces, el soporte de cada versión LTS de Linux era de dos años.
Desde ese momento se ha lanzado una versión LTS al año, siendo la última Linux 6.1. En total actualmente hay seis versiones LTS de Linux con mantenimiento, incluyendo Linux 4.14, cuyo soporte concluirá en enero de 2024. Entre medias están Linux 4.19, 5.4, 5.10 y 5.15, versiones que sonarán a muchos porque son las que han utilizado distribuciones como Ubuntu LTS (o derivadas como Linux Mint, Zorin OS, elementary OS…), Debian u openSUSE Leap, precisamente para aprovecharse de su condición.
Pero no va a seguir siendo así. Es más, ni siquiera está claro que las versiones más recientes cumplan con los seis años programados, según se puede ver en la tabla informativa que figura en The Linux Kernel Archives, donde el fin de soporte de la última Linux 6.1 apunta a diciembre de 2026 (aunque lo habitual es que sean hitos que se van extendiendo).
Sea como fuere, lo que sí es seguro es que las próximas versiones de Linux LTS que aparezcan tendrán un soporte de dos años. Y los motivos para este cambio son los que cabría esperar, pero no solo. De hecho, tampoco se trata de un movimiento que surja de la nada y hace un par de años ya que se advirtió lo que ahora se acaba de anunciar: o se contaba con implicación empresarial, o iba a costar mantener el ritmo.
En efecto, mantener durante seis años una versión del kernel no es una labor sencilla y a la falta de recursos se le suma el aumento de la complejidad del código, por lo que se hace necesaria una mayor colaboración y financiación para garantizar que el soporte se continúa realizando en las mismas condiciones de calidad y cumplimiento.
Pero hay otra razón para haber tomado esta decisión y es, según explica el desarrollador Jonathan Corbett y recogen en ZDNet, que nadie usa versiones tan antiguas. «Realmente no tiene sentido mantenerlas durante tanto tiempo porque las personas no loas están usando». Al menos, no agotan el tiempo de soporte.