Parece que existen varias interpretaciones de lo que Julio César dijo en el momento de rebelarse contra Roma e iniciar la guerra civil que lo convertiría en la cabeza de la República, si bien ha quedado para la posteridad el mítico alea iacta est, la suerte está echada. Cualquier general que se atreviese a cruzar el Rubicón respaldado por su ejército solo podía tener una idea en la mente, dar un golpe de Estado, tal y como demostró el más tarde autoproclamado ‘Dictator perpetuus’.
¿Por qué tanto rollo para introducir el lanzamiento de una nueva versión del editor de texto nano? Porque esta entrada no va de la nueva versión de nano, aunque con semejante nombre en clave me ha resultado imposible no desviarme un poco. La razón es que en el seno del proyecto ha habido una disputa que parece haber acabado muy mal, si es que ha acabado. Por si alguien se ha perdido, nano es un editor de texto para la terminal sencillo y amigable, además de uno de los muchos desarrollos englobados dentro del proyecto GNU.
¿Qué ha pasado? La información es algo confusa y está desperdigada por diferentes sitios, pero a grandes rasgos se apunta a que el principal desarrollador de nano, Benno Schulenberg, se habría rebelado de manera unilateral, al punto que se da por escindido el proyecto de GNU. Por eso el nombrar a una versión «Rubicon» es un indicativo rotundo, muy especialmente cuando el anuncio de lanzamiento se despide con «y, con esta versión, nos despedimos de la manada… ¡Adiós! ¡Y gracias por toda la hierba!«, y cuando el asunto se lleva discutiendo meses en las listas de correo.
Para más datos, otro de los mantenedores de nano sale al paso en Hacker News para aclarar que GNU nano sigue y seguirá siendo GNU nano. A lo que asistimos, dice, es a un fork hostil de Schulenberg. Tan hostil que la página oficial muestra la imagen al revés. El problema, sin embargo, es que Schulenberg no es, como parece insinuarse, un mantenedor más. Por el número de contribuciones en los últimos tres años, y nadie lo ha desmentido, casi podría estar él solo al frente de nano.
1298 Benno Schulenberg
64 Chris Allegretta
6 Jordi Mallach
3 Mike Frysinger
3 Mike Scalora
2 Rishabh Dave
El origen del conflicto estaría en la negativa de Schulenberg a la hora de aceptar el acuerdo que GNU pide a los desarrolladores, el cual incluye la asignación del copyright. No es un tema baladí, pues por muy libre que sea la licencia utilizada para distribuir software, el copyright es una herramienta más afilada aún. Así es como, parece, la libertad personal de un desarrollador se topa con el pragmatismo del mundo real. También se menciona otro supuesto foco de fricción por el deseo de Schulenberg de mover el desarrollo de nano a Github, una plataforma muy popular en el panorama del software libre, pero cuyos mecanismos no son del todo libres. Y para el proyecto GNU no es ninguna broma: o es blanco, o es negro.
¿Qué pasará con nano? Esa pregunta queda sin respuesta por ahora. Por el futuro del proyecto no hay que preocuparse, aunque habrá que esperar a que se resuelva la situación, todavía turbia. De una forma u otra, nano seguirá disponible como software libre que es. Esta historia, por lo tanto, no es más que otro ejemplo de las vicisitudes del software libre, que a la postre incita la reflexión. Pero no temáis, porque lo dejamos aquí.