¿Una ‘puerta trasera’ de la NSA en Linux? El asunto de PRISM, el espionaje masivo llevado a cabo por las autoridades de Estados Unidos y la tan en boca de todos estos días NSA, la Agencia de Seguridad Nacional, roza a estas alturas el delirio. Ni de Linux te puedes fiar ya, a tenor de lo publicado por Linux Magazine en Google+.
A grandes rasgos, hay un elemento privativo -es decir, de código cerrado, sin la posibilidad de ser analizado- en Linux, creado por Intel e impuesto en el kernel por el mismo Linus Torvalds, en contra de la opinión de Matt Mackall, mantenedor de ese área. Ese elemento se encarga de generar números aleatorios para distinto tipo de operaciones, entre otras, el cifrado de datos y comunicaciones. Y se sospecha que ha pasado una de esas «cosas que pasan«: Linux podría estar ‘troyanizado’ por la NSA.
Así, hace dos años que el Mackall dimitió precisamente por la negativa de Torvalds, que estaba convencido de la superioridad técnica del aporte de Intel. Pero Mackall volvió en julio a protagonizar una conversación que no ha levantado mucha polvareda -la prueba es que nos hemos enterado a través de una red social más de un mes después- pero que sería todo un mazazo para el sistema del pingüino de llegar a confirmarse. Porque no está confirmado.
A la dura sentencia que hacen desde Linux Magazine: «Ahora sabemos que Intel, a instancias de la NSA, coló una puerta trasera en su generador de números aleatorios…». Solo podemos repetir que no está confirmado. El gran, grandísimo problema en este caso, es que va a ser prácticamente imposible de demostrar, por la naturaleza privativa del componente, que además ya no se utiliza de la misma forma.
Asimismo, se trata de un tema muy complejo, solo apto para expertos en la materia, y es que no se ponen de acuerdo ni ellos en las posibles implicaciones de este asunto. De hecho, ni siquiera está claro si este agujero negro afecta solo a dispositivos Intel o no, ya que el proceso de cocinado de distribuciones crea sus lagunas a este respecto.
En lo que sí parecen coincidir la mayoría es que en estos términos confiar en Intel es como tirarse a un pozo ciego, por lo que tampoco se descarta nada, todo lo contrario. Sea como fuere, sea verdad o mentira este caso en particular, parece que ya no hay nada de lo que fiarse.
¿Qué hacemos ahora? Os contábamos poco antes de verano, en plena explosión del escándalo PRISM, que una receta, tal vez la única receta para evitar el espionaje gubernamental en Internet, era software libre y cifrado. Sin embargo, el devenir de los acontecimiento lo ha puesto todo patas arriba. Porque muchos nos temíamos lo peor, pero verlo sobre el papel impacta… Y no hablamos solo de Linux o el software libre, que también.
Veamos: la NSA no solo controla todas las comunicaciones (teléfono, Internet) que pasan por Estados Unidos. Ahora sabemos que también puede espiar cualquier dispositivo móvil, y que obliga a las empresas a incluir puertas traseras en su software. ¿No te sorprende? Pues debería. Como muestra, el completo resumen publicado ayer por el reconocido experto en seguridad informática Chema Alonso en su blog (imperdible ese artículo).
Ya está. Olvídate de la privacidad de tus datos para con las autoridades estadounidenses -y seguramente para con muchos otros gobiernos a lo largo y ancho del globo-, porque no puedes estar seguro de nada. Repetimos: no puedes estar seguro de NADA… En Internet.
¿Utilizas solo software libre? Ya sabes, una de esas distribuciones 100% libres. No importa. Es imposible revisar todo el código que incluyen, y aunque así fuese, lo podrido te puede llegar vía hardware. O vía vulnerabilidad descubierta -o abierta, ojo- por la NSA hace vaya usted a saber cuánto y vaya usted a saber dónde, todavía sin resolver. Desgraciadamente, hemos alcanzado ese punto de no retorno en la confianza.
Llegados, pues, a este punto de no retorno, se hace harto difícil continuar escribiendo, porque la única conclusión viable es deprimente: si eres una persona normal, es decir, no eres un criminal de altos vuelos, un terrorista, el presidente de una gran multinacional o un alto cargo gubernamental, y en estos casos ya se ocupará alguien de tu seguridad, pasa de todo.
Y más si no eres ciudadano estadounidense, que ni pinchas, ni cortas. Ellos al menos pueden castigar con el voto, aunque ese cáncer llamado bipartidismo que impera en esa nación -y en otras muchas, como España- hace realmente difícil que algo tan enraizado en el sistema pueda cambiar. Como tantas otras veces ha pasado, se maquillará de cara al público, y todo seguirá igual.
Aún así, parece que hay cosas que sí funcionan. Ahí está Wikileaks para demostrarlo. O el cierre de Lavabit, el servicio de correo electrónico utilizado por Edward Snowden, el cual no solo parece que funcionaba como debía, sino que no se dejó ‘troyanizar» por las autoridades y se vio forzado a cerrar y a defenderse en los tribunales en una guerra que puede durar años.
En definitiva, quéjate públicamente, haz piña con las iniciativas populares que surjan demandando transparencia… Pero que algo vaya a cambiar no se lo imagina ni el guionista de Matrix. Así que mejor preocúpate de mantener tus datos seguros de los malos de siempre que pululan por Internet, que a la NSA no le interesan tus «trapos sucios». ¿Es indignante que puedan hacer lo que les de la gana? Sí. ¿Consiguió John Connor salvar al mundo de Skynet? …
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