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BQ Aquaris M10 Ubuntu Edition: «tablet cuando quieras, PC cuando lo necesites»

aquaris m10 ubuntu

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Aquaris M10 FHD Ubuntu Edition es la primera tablet con Ubuntu del mundo. Todo un hito para Canonical, que lleva persiguiendo el sueño desde hace… Pero, ay, la jugada no les ha salido redonda, y la culpa no es solo suya. Más que menos, en realidad. La española BQ repite como compañera de viaje y por lo que cuesta el dispositivo no se puede pedir mucho más; simplemente, no se alcanzan las expectativas.

Adelanto las conclusiones porque a estas alturas de la película no debería quedar ningún interesado en el tema desinformado, sabiendo del goteo de publicaciones que se han sucedido desde que la tableta saliera a la venta hace un par de meses, primero en preventa y desde el mes pasado de manera regular. No sé si coincidiré con alguien porque apenas he leído unas líneas sueltas para intentar no contaminarme; así que también corro el riesgo de que se me escape algo.

En cualquier caso, este artículo no pretende hacer las veces ni de biblia del producto, ni siquiera de análisis al uso. La razón es que poco importan los detalles técnicos cuando lo que falla son pilares básicos en la experiencia de uso. Y ahora, conforme escribo, me doy cuenta de que estoy siendo duro antes de tiempo y puede dar la idea de que estamos frente a un cacharro, cuando para nada es así.

Antes de comenzar a pelar tengo que manifestar una opinión muy subjetiva: a mí las tablets me parecen un gadget curioso, en determinadas situaciones incluso útil, pero un dispositivo de segunda: carecen de la portabilidad de un teléfono y de la potencia y versatilidad de un portátil. No me interesa demasiado el fenómeno tablet, nunca lo ha hecho y seguramente nunca lo haga -han llegado los convertibles, que tienen mejor pinta. Menciono esto porque no soy usuario habitual de tablets y eso sin duda opaca mi percepción en cierta medida. Aun así, tengo experiencia con diferentes modelos Android y, sobre todo, con el iPad de Apple.

Haya tranquilidad, porque no hay comparación que valga. Aquaris M10 FHD Ubuntu Edition es un ente autónomo y como tal será tratado. Además, tampoco ha sido la intención de Canonical o BQ el plantar cara a nadie. El motivo de esta tablet es tantear mercado y pulir producto, y no precisamente en ese orden. El público objetivo del dispositivo, pues, serían desarrolladores y usuarios hardcore de Ubuntu. Este punto es peliagudo, ya que es difícil que una persona que no entienda se lance a comprarlo sin más, pero se debería especificar en la página de venta.

¿Por qué hemos tardado tanto nosotros en sacar este artículo? Porque quería probar la tablet en profundidad y más de un mes largo se ha pasado a mi lado el aparato. El día del lanzamiento final la tenía en casa.

Aquaris M10 FHD Ubuntu Edition

Como se sabrá, la tablet de BQ con Ubuntu consta de dos versiones que se diferencian principalmente en la resolución de la pantalla, a su vez modelos ya existentes con Android. La que he podido probar es la más potente. Aquí sus características más destacadas, comentadas:

  • Pantalla 10,1″ (relación 16:10; resolución Full-HD 1920×1080) IPS multitáctil capacitiva con 10 puntos de detección simultáneos.

De lo mejor del dispositivo: definición correcta, buen ángulo de visión para compartir entre un par de personas, mantiene el tipo con el brillo… Un bien alto. Si acaso, se ensucia con mirarla.

  • Batería integrada LiPo 7280 mAh.

La autonomía es uno de los apartados clave en cualquier dispositivo móvil y se cuenta por ahí que unas ocho horas de uso continuado aguanta, pero yo tanto tiempo seguido no la he utilizado. Conque desde mi perspectiva se llevaría un notable, de no ser porque cada mañana amanece muerta. Ergo, en uso se comporta, en reposo no. Falta optimizar el sistema.

  • CPU MediaTek Quad Core MT8163B hasta 1,3 GHz
  • GPU MediaTek Mali-T720 MP2 hasta 600 MHz
  • Memoria RAM 2 GB

He aquí uno de los grandes hándicaps de la M10 y aunque más abajo entraré con el rendimiento, señalar lo obvio: se queda corta. Culpa compartida por hardware y software, en mi opinión.

  • Memoria interna 16 GB (con unos 11 GB libres), ampliable con microSD de hasta 64 GB
  • Conectividad: Bluetooth 4.0, Wi-Fi 802.11 a/b/g/n, GPS, micro-HDMI, micro-SD…

Va bien servida, sin queja.

A partir de este punto no merece la pena seguir listando características porque en general cumple con todo lo que cabría esperar. Sí conviene señalar un dato que obligatoriamente determina las cualidades y calidades del producto, su precio: 269,90 euros. Serie media en toda regla y bajo tal prisma, el hardware es tan coherente como el acabado: diseño en plástico resultón, ligero y delgado, pero carente de sensación premium.

Las especificaciones del Aquaris M10 FHD Ubuntu Edition al completo, en la tienda de BQ.

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Terminando con lo que es el dispositivo en sí, a tenor de la coherencia mencionada, falla en el sentido que anticipa su propia publicidad: «tablet cuando quieras, PC cuando lo necesites». No es preciso ser un usuario veterano para advertir que Ubuntu con 2 GB de RAM no va a ofrecer una experiencia de uso ni mucho menos óptima. Sin embargo, hay dos formas de verlo: tablet o PC.

Convergencia

Si este lanzamiento ha generado tanto interés en la comunidad Linux es debido a diversos factores: es la primera tablet con Ubuntu en salir al mercado, sí; pero también es la primera en hacerlo con todas las de la ley en representación de GNU/Linux; y para rematar, es el primer dispositivo que promete mostrar al público la perseguida convergencia de Canonical. ¿Y bien?

La premisa es simple: si la tienes en las manos es una tableta, mientras que si le conectas un teclado y ratón por Bluetooth o micro-USB se convierte en un portátil con Ubuntu. Funciona tal cual: conforme se detectan los periféricos la interfaz se adapta al nuevo entorno y las ventanas adquieren las características propias del PC, con los controles de ventana típicos. Además, la conectividad se puede extender mediante HDMI a una pantalla más grande.

La tablet trae preinstaladas algunas aplicaciones de PC como Firefox, LibreOffice o GIMP, que en modo tabet se pueden utilizar, responden al manejo táctil; pero lo hacen cargando con la interfaz que tienen en el escritorio de PC, restándoles toda utilidad. Están ahí a modo de muestra, para que al conectar un teclado y ratón se pueda probar la convergencia, porque lo cierto es que no es sencillo instalar aplicaciones «clásicas».

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De las configuraciones posibles solo he podido probar por cable y HDMI, y la experiencia ha sido en ambos casos prometedora a la par que deficiente. Cuando lo conectas por primera vez y observas la transición es casi de aplauso. Pero cuando regresa a modo tablet… fail. Bueno, según le dé, aunque muchas veces terminas antes reiniciando el dispositivo.

Me voy a repetir: las sensaciones finales son agridulces porque falla, pero la impresión general es que la dirección es la correcta. El reto es todo el trabajo que queda por delante en lo que a efectos prácticos es una carrera contrarreloj para Canonical.

Como nota aparte, para sacarle todo el partido a la Aquaris M10 Ubuntu Edition, convergencia incluida, los empleados de Canonical recomiendan una serie de accesorios a los que echarle el ojo si se compra la tablet. En esta tesitura tampoco hay comparación que valga frente a un ultraportátil, exceptuando el factor decisivo del precio.

Ubuntu 15.04 (OTA 10.1)

La versión de Ubuntu que gobierna la Aquaris M10 no tiene mayor importancia porque está mantenida, pero da pie a hablar del sistema. ¿En qué estado se encuentra el Ubuntu móvil? Lo probé a fondo hace más de un año y unos meses más tarde volví a tener la oportunidad, y en las dos ocasiones el sabor de boca fue mejor. En parte se debe a mi comentario sobre las tabletas, pero el software es determinante: se ha avanzado mucho, pero la sensación es que no se avanza. ¿Se entiende?

A grandes rasgos, el principal escollo de Ubuntu son las aplicaciones. Muy poco ha cambiado el escenario desde que publicase ese artículo. En resumen, hay aplicaciones básicas bastante competentes: el gestor de archivos, la terminal, el reproductor de música o el nuevo gestor de correo electrónico Decko; y en la tienda hay algún ejemplo más. Pero el grueso son aplicaciones tirando a cutres y lo que es peor, desatendidas.

En cuanto a las scopes, ayudan, sin resolver; y el navegador por defecto apenas ha incorporado nuevas funciones. En líneas generales este es uno de los apartados más decepcionantes, más por el tiempo transcurrido sin grandes cambios, que por las carencias en sí mismas. No obstante, en esta ocasión lo que menos me ha cuadrado es, toca volver, el rendimiento.

Sobre el papel ya se advierte que las especificaciones técnicas no dan para «tablet cuando quieras, PC cuando lo necesites». Es comprensible. El hardware llega a donde llega y es cuestión del comprador decidir si el dispositivo cumplirá con la carga de trabajo. Lo ideal sería disfrutar de las dos modalidades con el rendimiento de un i3 y 8 GB de RAM, pero la realidad es otra.

Lo que me resulta incomprensible es el pobre rendimiento en el modo tablet. Vale que es serie media y que el Full-HD tiene un impacto, pero es que nada más iniciar sesión ya se notan los «tirones». Como en el caso de los smartphones BQ con Ubuntu, hay en mi opinión un exceso de scopes predeterminadas que inciden negativamente en el rendimiento en frío del aparato. La solución a priori es sencilla: dejar las estrictamente necesarias; sin embargo, la falta de fluidez penaliza incluso al utilizar aplicaciones sueltas.

Tres ejemplos de que el equipo va corto de potencia o, también, de que el sistema necesita optimizarse en buen grado, se encuentran abriendo uno de los juegos que trae preinstalados y que supuestamente deberían rendir con soltura; con una aplicación como Telegram, que por un lado ha alcanzado un nivel bastante decente, mientras que por el otro muestra una diferencia de desempeño notoria con respecto a cualquiera de las versiones oficiales en dispositivos más humildes; o un uso tan elemental para una tableta como sería ver un vídeo a 1080p en YouTube.

Es de rigor señalar que en rendimiento, autonomía, estabilidad y ecosistema de aplicaciones, la misma Aquaris M10 con Android le pega un repaso importante, por lo que carencias de hardware aparte, es evidente que al sistema le sigue faltando madurar en todos los aspectos.

Conclusiones

En su momento me referí al Aquaris E4.5 como una pieza de coleccionista, que en la forma del Aquaris E5 HD lograba un equilibro interesante por las mejores prestaciones de hardware. Me llegué a imaginar, de darse el caso, usando uno de los últimos como teléfono en mi día a día y superando con algo de astucia las contingencias que surgieran… Pero me temo que la Aquaris M10 no ha dejado en mí esa sensación.

Lo mejor:

  • El hecho en sí mismo. Para avanzar hay que hacer camino y los tropiezos van a estar ahí siempre, es inevitable afrontarlos. Aquaris M10 Ubuntu Edition no es una tablet más ni va dirigida a todo el mundo, pero como base para desarrollar el sistema es un acontecimiento digno de relevancia.
  • El diseño de la tableta, con sus limitaciones, está bastante bien; la pantalla está a buen nivel y el precio del dispositivo es competitivo. Más allá de desarrolladores, es un capricho asequible para el entusiasta de Ubuntu.
  • La dirección de la convergencia está marcada y es consistente. Se puede argumentar a favor del proyecto que como concepto es el más prometedor y, tras mucho esperar, finalmente se ha pasado de la teoría a la práctica.

Lo peor:

  • Ubuntu está muy verde y de ese estado se derivan los principales puntos negros de la experiencia. Es decir, lo está en comparación a iOS o Android, pero también en comparación al Ubuntu que se puede disfrutar en PC.
  • Al lema de «tablet cuando quieras, PC cuando lo necesites» le falta un «con las restricciones del mundo real: revisa las especificaciones técnicas». Salvo circunstancias específicas o usos muy básicos, ni siquiera con el sistema pulido sería posible tanta batalla.
  • Las dos anteriores combinadas: lo de llevar el PC en el bolsillo no va a pasar mañana y Ubuntu no es el único responsable; el hardware móvil actual aún no está para semejante alarde, ojo, según se enfoca la idea de llevar un PC de verdad en el bolsillo.  Esperemos que para cuando lo esté, Ubuntu haya respondido con eficacia.

Concluyo repitiéndome una vez más, pero es importante: Aquaris M10 Ubuntu Edition es un experimento necesario que enfoca un nicho tan particular, que solo quienes que se encuentren en él sabrán distinguirlo. Y no es un hecho negativo en sí, sino simplemente un paso más. La cuestión es cuánto queda hasta llegar al destino, porque se está haciendo largo.

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