Ando probando estos días la última versión de QupZilla, uno de los navegadores web «alternativos» más aventajados a mi parecer -del que hablaremos un día de estos- y si hay algo que desde el minuto uno he notado, es la ausencia de extensiones. Y me he dicho, vamos a reivindicar, en pleno 2014, a los viejos bookmarklets.
Un bookmarklet es, ni más ni menos, un marcador JavaScript; un marcador cuya dirección se compone de un pedazo de código con una función concreta. Por ejemplo, traducir una página web, compartir contenido en una red social y un larguísimo etcétera. Lo mejor, que prácticamente cualquier navegador web actual soporta bookmarklets.
Y lo que en los grandes -Firefox, Chrome y todos sus clones- puede resultar una curiosidad de otros tiempos, en los pequeños -QupZilla, Midori…- se convierte en verdaderas extensiones, miniherramientas que ni consumen ni se actualizan por lo general y que te facilitan la vida. Pero incluso en los navegadores grandes son de utilidad, porque en algunos casos te pueden ahorrar la instalación de una extensión.
Vamos con ejemplos prácticos: ¿te gustaría disponer de la traducción automática de Chrome en Firefox? Hay complementos con esa y más opciones, pero también puedes optar por colocar en tu barra de marcadores uno de los siguientes bookmarklets (pincha el enlace y arrástralo):