Hace unos meses que supimos de la llegada del navegador web Maxthon a Linux, y ha ido rápido la cosa. La primera versión beta fue liberada la pasada semana, y no hemos podido resistir la tentación de probarlo. ¿Con qué resultado? Sigue leyendo…
… Porque no es tan sencillo. Cinco minutos utilizando Maxthon, Maxthon Cloud Browser según su denominación oficial, bastan para notar que, para tratarse de una beta, la estabilidad de la aplicación no supone ningún problema. El rendimiento, asimismo, es impresionante.., si por rendimiento entendemos la rapidez de carga de las páginas. Absolutamente nada que envidiar a Chrome / Chromium.
Sin embargo, lo anterior carece de mérito cuando empiezas a toquetear el navegador y descubres la realidad: Maxthon para Linux es Chromium, con la interfaz ligerísimamente modificada y algún que otro detalle. En esencia, Maxthon para Linux es lo mismo que el nuevo Opera, y esto es un poco deprimente.
La diferencia que engaña a la vista es la de unas pestañas rectangulares, similares a las del actual Firefox; y un menú que igualmente se parece al de Firefox, pero al que vendrá con Australis. Y ya está. Maxthon utiliza las extensiones para Chrome, e incluso dispone de la misma función de «utilizar bordes y barra de título».
De hecho, las similitudes entre Maxthon y Chromium son tan grandes que, nada más lanzar el navegador, me pedía acceso a la cartera de contraseñas de KDE, escritorio con el que mantiene la integración también con los diálogos de guardado (shame on you, Firefox!). ¿Significa esto que Maxthon soportará las webapps de Ubuntu? No lo he probado, pero no me extrañaría.
En este sentido, Maxthon no oculta su naturaleza. En la página de opciones se detalla que la existencia de este navegador es posible gracias a Chromium, así como a muchos -muchos- otros proyectos Open Source que pasan por tecnologías de Google, de Mozilla y un largo etcétera.
Entonces, aparte de «compatibilidad» total con Chromium, ¿qué aporta Maxthon? Prácticamente nada, a decir verdad. A excepción de que utilices Maxthon en otras plataformas (Windows, Mac, Android) y hagas uso de su nube para sincronizar datos, te interese la página personalizada que ofrecen o la página de inicio o speed dial, bastante coqueto.
El punto positivo lo encontramos en las descargas de Maxthon (¡ojo, versión beta!), disponibles de manera genérica como instaladores DEB y RPM para 32 y 64 bits, además de un empaquetado. Durante el proceso de instalación añadirá su propio repositorio, para estar al día con las actualizaciones.
Y no hay más. Maxthon para Linux es ciertamente decepcionante, como lo es el nuevo Opera (bueno, un poco menos). Pero si, tal y como decía hace unos días, «algo» como el nuevo Opera no es necesario en Linux, lo mismo vale para Maxthon. Y no porque no me gusten las alternativas, sino porque dudo que este o el otro representen una alternativa real. No obstante, esto último es mi opinión, no la tuya. ¿Qué te parece Maxthon?