Imaginaros que el titular (que es puramente llamativo porque no se me ocurría otra cosa) cambia Windows por Linux y continúa con algo así como «…de esos que usan la línea de comandos». ¿A que os suena la cantinela? Pues yo acabo de vivirla justo al revés.
Resulta que hoy me he instalado Windows 8 Enterprise de manera totalmente legal (lo confieso, me han regalado la licencia) para probarlo un poco (sobre todo tenía curiosidad por la nueva interfaz de usuario), porque me viene bien por cuestiones de trabajo no descolgarme demasiado del mainstream. Y cuál ha sido mi sorpresa al negarse el sistema a aceptar la clave que le ponía.
Después de seguirle la pista al error he encontrado la solución en un foro de Microsoft, y las instrucciones incluían abrir la consola (bueno, el simulacro de consola de Windows) e introducir un código indescifrable. Así lo he conseguido.
En el otro extremo, tal vez algunos recordéis la buenísima impresión que me llevé con Kubuntu 12.04, que se mantiene -eso sí, con KDE 4.93- en mi portátil y lo que le queda, además de que va como la seda. En todo este tiempo, desde que la instalé -va para cinco o seis meses-, no he tenido que tocar la consola para nada. O sea, para NADA.
Y no digo más :)